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Internacionales

Correa denuncia "complot" y dice que no se entregará

Rechaza orden de prisión de Ecuador; su deseo es “vivir y morir” en Bélgica.



Casi que de la nada, Rafael Correa pasó de la academia a convertirse en el presidente más popular y poderoso de Ecuador. Hasta hace un año nadie imaginaba los tiempos aciagos que vendrían para este locuaz e irascible líder de izquierda. Tras una década en el poder, Correa enfrenta el riesgo de ir a la cárcel por su presunta participación en el fugaz secuestro de un opositor en Colombia en 2012.

 

La orden de prisión fue dictada por la jueza Daniella Camacho después de que Correa incumpliera su obligación de presentarse ante la corte cada quince días a partir del 2 de julio, y en su lugar se personara en el Consulado ecuatoriano en Bruselas, donde reside.

Economista de 55 años, Correa dejó el gobierno en mayo de 2017 en manos del que hasta ese momento era su aliado, el exvicepresidente Lenín Moreno. Pero apenas soltó las riendas de la presidencia y partió para lo que debía ser un retiro tranquilo en Bélgica junto a su familia, comenzaron sus problemas. Primero vino el divorcio político con Moreno —a quien llama el "traidor e incompetente"—, luego las acusaciones de corrupción bajo su gobierno —que tienen en la cárcel a su otro exvicepresidente Jorge Glas— y ahora la investigación penal por un secuestro en el que él niega haber participado.

 

Inteligente y hábil, Correa pasa de la sonrisa fácil a la ira. Sus seguidores lo adoran casi que con devoción religiosa, y sus enemigos no se muerden la lengua para llamarlo déspota.

 

Hoy el destino lo tiene más cerca del drama de Luiz Inácio Lula da Silva —el líder político más popular de Brasil encarcelado desde abril bajo acusaciones de corrupción— que del retiro tranquilo al que decía aspirar cuando se fue de Ecuador a Bélgica.

 

Correa llegó al poder sin una carrera política después de ser ministro de Finanzas por tres meses en 2005. Bajo su gobierno, logró sacar adelante una nueva Constitución, se peleó incansablemente con la prensa que consideraba "mediocre y corrupta", y desafió abiertamente a Estados Unidos con la expulsión de diplomáticos y la no renovación de un convenio para que opere una base antidrogas.

 

El caso Balda.


Uno de los hombres que se decían simpatizantes de su proyecto de izquierda, terminó convirtiéndose en la cuña que más lo aprieta. Fernando Balda, un exdiputado suplente de la oposición tras ser parte del oficialismo, lo acusa de ordenar su secuestro cuando estaba refugiado en Bogotá en 2012. Aunque cinco personas alcanzaron a subirlo a la fuerza en un automóvil, la policía colombiana interceptó el vehículo y logró liberarlo.

 

La Fiscalía investiga a Correa por la presunta participación en los delitos de asociación ilícita y secuestro, mientras que la justicia dispuso su prisión preventiva y activó una circular roja para que la Interpol lo ubique con fines de extradición.

 

La ruptura de Balda con Correa viene cuando el exdiputado pasa a la oposición y se convierte en un fuerte crítico del gobierno, al que acusa de corrupción. Correa, en tanto, denuncia a Balda de ser parte de una trama para derrocarlo.

"Complot".


Desde Bélgica, Correa se defendió ayer miércoles, denunciando un "complot" del actual gobierno de Moreno.

"Hay toda una hoja de ruta (...) Hay todo un complot", dijo Correa en una entrevista a la AFP en Bruselas, expresando su confianza en que Interpol rechazará la circular roja emitida por la justicia ecuatoriana ya que, a su juicio, se trata de un caso "político".

 

Para Correa, el gobierno de su sucesor Lenín Moreno está "sin dudas" detrás del "complot". "Él está detrás de todo esto, de la judicialización de la política", agregó. Según Correa, Moreno "se reunió con Balda, con el anterior fiscal para meter preso a Jorge Glas", en referencia a su vicepresidente entre 2013 y 2017, condenado a seis años de prisión por recibir 13,5 millones de dólares de la empresa constructora brasileña Odebrecht.

 

Para ser procesado en el caso Balda, el exmandatario debería estar en Ecuador por tratarse de un delito por el que la ley nacional impide el juzgamiento en ausencia, si bien descartó viajar por la situación en el país, donde no hay "garantías", y consideró ese escenario "casi un suicidio".

 

"¿Por qué tengo que sacrificar nuevamente a mi familia? Yo le ofrecí a mi familia, después de 10 años de marginarla por dedicarme entero a mi patria (…) años de paz en Bélgica. Incluso vivir y morir en Bélgica", agregó a la AFP Correa, cuya esposa es belga.

 

"Hacer justicia".


El exdiputado Balda consideró que la orden de arresto preventivo contra Correa significa que Ecuador empieza a "hacer justicia" por el intento de secuestro que vivió en Colombia en 2012.

"Se ha empezado a hacer justicia de una manera ejemplar. Se ha dado un paso más importante en la administración de justicia en el caso de mi secuestro", dijo Balda al concluir la audiencia en la que la Corte Nacional de Justicia (CNJ) de Ecuador impuso el arresto preventivo a Correa.

 

Para Balda, la decisión de Correa "de no asistir ante el llamado de la jueza le ha convertido hoy en un prófugo de la justicia" y lo que "ha sucedido es consecuencia de los actos del expresidente".

 

"Recibimos este momento con mucha madurez, con mucha responsabilidad. Y como lo hemos anunciado, tiene que haber justicia para todos los crímenes de estado cometidos durante el correísmo", declaró.

 

Balda aseguró que no va "a descansar" y que su caso es "solo el primero" de los que se abrirán contra Correa, porque "vamos a impulsar justicia por todos los casos". "Esto no se trata de una persecución política sino de un grave crimen de estado", concluyó.

 

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