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Trump advierte que responderá con “fuego y furia” si Pyongyang amenaza a EE.UU.

En el contexto de unas tensiones geopolíticas que pueden derivar en una confrontación con armas nucleares, "fuego y furia" son dos palabras que pueden causar alarma. Y ambas las mencionó el presidente de Estados Unidos, el republicano Donald Trump, al lanzar una advertencia a Corea del Norte en relación con su programa nuclear.



"Será mejor que Corea del Norte no vuelva a amenazar a Estados Unidos, o se encontrará con un fuego y una furia nunca antes vistas", les dijo el martes a los periodistas congregados en su club de golf de Bedminster, en Nueva Jersey, donde está vacacionando.

Las declaraciones del mandatario estadounidense tuvieron lugar después de que ese mismo día Corea del Norte advirtiera que tomaría "medidas estratégicas despiadadas, incluidas acciones físicas", en respuesta a las sanciones económicas aprobadas el sábado en su contra por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Siguieron, además, a un artículo publicado ese mismo martes por The Washington Post, en el que, citando a fuentes de la inteligencia estadounidense, se decía que Pyongyang habría logrado miniaturizar una ojiva nuclear para poder encajarla en un misil balístico.

De ser ciertos estos reportes, significaría que el gobierno de Kim Jong-un avanza a una velocidad más rápida de lo previsto, y acercaría a los norcoreanos de forma sustancial a la posibilidad de disponer de un arma que puede ser usada en ataques intercontinentales.

Pero los comentarios de Trump pronto se encontraron con una nueva respuesta de Pyongyang, aunque al principio se generó cierta confusión en los medios al reportar el orden de estas amenazas y advertencias.

La agencia de noticias de Corea del Norte, KCNA, informó que las fuerzas militares del país analizan "planes operativos sobre hacer un fuego envolvente" alrededor de Guam, que incluiría el lanzamiento de misiles Hwasong-12 de medio a largo alcance.

Esa isla se encuentra a unos 3.400 kilómetros de distancia de Pyongyang y está controlada por Estados Unidos, país que tiene allí estacionados sus bombarderos estratégicos para la región del Pacífico occidental.

Escalada en la retórica

Los choques retóricos entre Washington y Pyongyang se han intensificado desde julio, cuando Corea del Norte realizó dos pruebas de misiles intercontinentales y anunció al mundo que ahora dispone de la tecnología para atacar a Estados Unidos.

El 4 de julio, fecha de la celebración de la independencia de Estados Unidos, Corea del Norte anunció el lanzamiento exitoso de su primer misil balístico intercontinental, dato que fue confirmado luego por la Casa Blanca.

Pyongyang informó que ese misil llamado Hwasong-14 permaneció en el aire 37 minutos, más que ningún otro hasta entonces, y recorrió más de 930 kilómetros.

Durante su trayectoria, alcanzó una altitud de 2.802 kilómetros y cayó en el mar de Japón.

Corea del Norte celebró lo ocurrido como un hito histórico, mientras que el gobierno de Estados Unidos lo denunció como una amenaza para la seguridad mundial.


Hacia finales de ese mes, Pyongyang lanzó otro misil que voló por unos 45 minutos y, tras alcanzar una altitud de unos 3.000 km, cayó a unos 1.000 km del punto de lanzamiento, según informó el Pentágono.

La agencia oficial de noticias norcoreana dijo que el mandatario de ese país, Kim Jong-un, había presenciado el lanzamiento y había asegurado que el mismo demostraba que "el territorio continental de Estados Unidos está dentro de nuestro rango de alcance".

Sin embargo, según han señalado expertos en defensa, además de poseer misiles de alcance intercontinental, para ser capaz de lanzar un ataque atómico sobre Estados Unidos, Corea del Norte necesitaba -entre otras cosas- ser capaz de insertar una ojiva nuclear en esos proyectiles. Allí es cuando la miniaturización juega un papel clave.

Según The Washington Post, la información sobre los avances tecnológicos norcoreanos en este campo procede de un informe confidencial de la Agencia de Inteligencia de la Defensa, un organismo dependiente del Pentágono que se dedica al espionaje internacional.

Este reporte estuvo precedido por otro en el que las autoridades estadounidenses elevaron hasta 60 su estimación sobre el número de bombas nucleares en manos de Corea del Norte.

El diario estadounidense también citó un informe del Ministerio de Defensa de Japón elaborado la semana pasada que coincidiría en señalar que Pyongyang ha logrado la miniaturización de las cabezas atómicas.

Presión internacional

Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, el programa nuclear de Corea del Norte ha sido uno de los temas que más peso han tenido en su agenda de política exterior.


El mandatario prometió que Estados Unidos nunca permitirá que Kim Jong-Un, a quien ha llamado "loco", tenga en sus manos un arma atómica.


Trump estableció un diálogo con su homólogo chino, Xi Jinping, a quien le solicitó mayores esfuerzos para tratar de disuadir a Kim Jong-un sobre la conveniencia de que abandone su programa de desarrollo de armas nucleares.

China ha sido un aliado histórico de Corea del Norte, por lo que se le considera un país clave en el tema norcoreano.

Sin embargo, el pasado 29 de julio, el mandatario estadounidense publicó un par de mensajes en su cuenta de Twitter en los que acusaba a Pekín de no hacer nada para poner fin a las ambiciones nucleares de Pyongyang.

"Estoy muy decepcionado de China. Nuestros tontos líderes pasados le han permitido ganar centenares de miles de millones de dólares al año a través del comercio, sin embargo, ellos no hacen nada por nosotros con Corea del Norte. Sólo hablar. No vamos a seguir permitiendo que esto continúe. China podría fácilmente solucionar este problema", escribió.

Sin embargo, Pekín ha dado muestras de tener ante Corea del Norte una posición más firme que en el pasado.

A comienzos de año, China suspendió las importaciones de carbón de Corea del Norte y este fin de semana votó a favor de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que prohíbe las exportaciones norcoreanas y limita las inversiones en ese país.

La medida, que implica un endurecimiento del régimen de sanciones internacionales contra Corea del Norte, también supone que China dejará de comprarle hierro y otras materias primas cuya venta son una de las pocas fuentes de dinero en efectivo para Pyongyang.

Las sanciones fueron aprobadas de forma unánime por los 15 estados miembro del Consejo de Seguridad y generaron gran malestar en Pyongyang que prometió hacer "pagar a Estados Unidos un precio por ello".





BBC


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