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Internacionales

Grecia comienza a negociar esta semana con sus acreedores internacionales

Las negociaciones entre el gobierno griego y la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI, para redactar las condiciones del tercer masivo programa de ayuda financiera para los próximos tres años, empezará el martes.




El Ministerio de Finanzas griego informó que la primera reunión entre los equipos técnicos de la Comisión Europea, el poder Ejecutivo de la UE, del BCE, del FMI y del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) estaba planeada para el viernes pasado, pero finalmente se postergó.


Según el comunicado oficial, el retraso se debió a "razones técnicas" y no "políticas", y por eso Atenas sigue confiada de que podrán llegar a un acuerdo final antes de fines de agosto próximo, informó la agencia de noticias EFE.


Como acordó el primer ministro griego Alexis Tsipras con los ministros de Finanzas de la zona euro -el Eurogrupo-, hace dos semanas, estas cuatro instituciones inyectarán unos 86.000 millones de euros hasta 2018 y garantizarán que Grecia se mantenga dentro de la unión monetaria del euro.


Las condiciones concretas que Atenas tendrá que cumplir y a dónde se destinarán estos fondos son dos de los puntos centrales de las negociaciones que comenzarán esta semana y que podrían tomar más de un mes.


No será una discusión fácil.


El FMI ya marcó hoy la primera diferencia que existirá entre las instituciones acreedoras y advirtió que el tercer programa de ayuda financiera no funcionará si no se incluye una quita o una reestructuración de la masiva deuda externa griega, que ya supera el 180% del PBI nacional.


El Eurogrupo, con Alemania a la cabeza, se ha negado una y otra vez a aceptar una eventual quita de la deuda y hasta rechaza una reestructuración de la misma, como reclaman abiertamente Atenas, el FMI y el gobierno de Estados Unidos.


Pero Tsipras no sólo la tendrá difícil en la mesa de negociaciones con sus socios y acreedores de la zona euro y de la UE, sino que también enfrenta una posible tormenta puertas adentro, en su propia fuerza política.


El premier sufrió la primera fractura dentro de su coalición, Syriza, al votar en el Parlamento el paquete de reformas neoliberales y el masivo ajuste impuesto por los acreedores del Eurogrupo, principalmente Alemania, como condición para negociar un acuerdo financiero a largo plazo.


Hace dos semanas, Tsipras aceptó un tercer programa de ayuda europeo aún más neoliberal que el rechazado por el 61% de sus compatriotas en un referéndum una semana antes, que le garantizará 86.000 millones de euros en los próximos tres años y el "compromiso" de discutir una reestructuración de la deuda griega, que ya supera el 180% del PBI nacional.


A cambio de una nueva inyección de dinero que permita recapitalizar los bancos griegos, poner fin al corralito y pagar los cercanos vencimientos de deuda con los acreedores europeos y cumplir con una cuota atrasada del FMI, Tsipras aceptó un aumento del IVA, un recorte de las jubilaciones, una reforma laboral y del Código Civil y un descarnado e inédito proceso de privatizaciones.


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