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Memoria sonora

Primer idioma escuchado no se pierde nunca mas

Un trabajo liderado por la Universidad de Canadá determinó que aunque las personas no hablen una lengua, si estuvieron expuestas a ella a una edad temprana, podrán volver a aprenderla más tarde en la vida con más facilidad.



Puede que las personas que abandonaron su país de origen de muy pequeñas ya no recuerden su lengua natal pero el idioma que escucharon en sus primeros años de vida dejó una huella latente en su cerebro.


Esas huellas (técnicamente "patrones neuronales") permanecen intactas en su cerebro y se mantienen en el tiempo incluso si no vuelven a estar en contacto con sus sonidos, según reveló un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.


Estas huellas, dejadas por la lengua "olvidada", podrían facilitarle a quienes vivieron esta situación, como por ejemplo los niños adoptados por padres de otras nacionalidades, el aprendizaje de su idioma natal en el futuro.


"En las primeras etapas del desarrollo de la lengua, los niños aprenden a distinguir —independientemente de qué lenguaje se trate— qué sonidos son importantes y significativos", le dice a BBC Mundo Lara Pierce, de la Universidad McGill, en Canadá, y autora principal del estudio. "Esta experiencia deja una suerte de representación en el cerebro, que los niños utilizan para construir su lengua nativa", agrega.


Lo que el estudio se propuso analizar es si estas representaciones se mantenían a lo largo de la vida o desaparecían cuando el niño ya no escuchaba su lengua nativa.


Para evaluarlo, Pierce y su equipo realizaron una serie de resonancias magnéticas a 44 niñas de entre 9 y 17 años, mientras escuchaban grabaciones en mandarín.


Un grupo estaba formado por niñas nacidas en China, adoptadas por una familia francesa antes de los tres años, que sólo hablaban francés. El segundo grupo estaba integrado por niñas que hablaban francés y mandarían con fluidez. Y el tercero, por niñas francoparlantes que ni hablaban ni comprendían mandarín.


Al escuchar la grabación, el cerebro de las niñas que habían estado expuestas al mandarín —las que lo hablaban y las que no— mostró actividad en el hemisferio izquierdo, donde se procesa el lenguaje. En las niñas que solo hablaban francés, se activaron regiones del hemisferio derecho, involucradas en el procesamiento de los sonidos.


Esto significa que el cerebro de este último grupo no identificó al mandarín como un lenguaje, mientras que esto sí ocurrió en los otros dos grupos, pese a que uno no comprendía el significado de las palabras.


"Nos sorprendió que el patrón de activación cerebral de las niñas chinas adoptadas que perdieron totalmente el lenguaje coincidía con el de las niñas que continuaron hablando chino desde su nacimiento", señaló Pierce. "Las representaciones neuronales que apoyan este modelo sólo podrían haber sido adquiridas durante los primeros meses ", añade la investigadora.


Variaciones


"Sin embargo, vimos que hay una relación entre la edad de adopción y la intensidad de la respuesta cerebral", le dice a BBC Mundo Pierce. "Cuanto más chino escucharon en sus primeros meses, más se activó esta región del cerebro. Con lo cual es posible que si la exposición al lenguaje nativo es muy corta, menos de seis meses, el efecto sea menos fuerte", explica Pierce.


Según los autores, el estudio parece indicar, aunque no de modo concluyente, que aunque las personas no hablen una lengua, si estuvieron expuestas a ella a una edad temprana, podrán volver a aprenderla más tarde en la vida con más facilidad.


Además, en el campo de la teoría del aprendizaje del lenguaje, el estudio refuerza el argumento de que las representaciones neuronales preexistentes en el cerebro no se pierden si no se utilizan, ni se borran con el aprendizaje de una nueva lengua, sino que simplemente se vuelven más difíciles de acceder.

El próximo paso, dice Pierce, será investigar si estas representaciones neuronales afectan cómo el cerebro aprende la segunda lengua y analizar en detalle el proceso de aprendizaje de la lengua olvidada.


El trabajo puede tener grandes repercusiones en materia de enseñanza, especialmente si logran comprobar que el aprendizaje y los patrones de memoria no dependen del idioma en cuestión sino que es un mecanismo natural del ser humano al que puede apelarse en cualquier contexto y situación social.


Un trabajo liderado por la Universidad de Canadá determinó que aunque las personas no hablen una lengua, si estuvieron expuestas a ella a una edad temprana, podrán volver a aprenderla más tarde en la vida con más facilidad. Esto incluye a los niños que abandonaron su país de origen en edades muy pequeñas y ya no recuerdan su lengua natal. En el trabajo, el cerebro de niñas que habían escuchado un idioma antes de los tres años pero no aprendieron a hablarlo, se activó al escucharlo ya siendo grandes y sin tener un recuerdo consciente de sus sonidos.


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